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Vivian Watson

La creencia de no ser suficientes

Después de haber ayudado a miles de mujeres en el crecimiento de sus negocios a lo largo de los años, a través de mi mentoría y mis cursos, he podido comprobar una y otra vez cómo el principal obstáculo al que nos enfrentamos como emprendedoras no es otro que la creencia de no ser suficientes.

Esa es la creencia raíz que está detrás de la falta de confianza en una misma, del no merecimiento, de la resistencia a la visibilidad, de poner precios demasiado bajos.

Esa es también la creencia raíz detrás del miedo a vender, detrás del miedo a hacer cosas diferentes, detrás del miedo a compartir tu verdad.

¿Y sabes qué? Que todas esas cosas –la confianza en ti misma, el saberte merecedora, el estar dispuesta a hacer cosas distintas, la convicción plena de tu propio valor y del valor de tu trabajo, la autenticidad– son imprescindibles cuando se trata de llevar adelante tu negocio. Absolutamente imprescindibles.

Porque si tú no confías en ti, ¿cómo van a confiar los demás? Si tú no estás plenamente convencida de tu valor, ¿cómo vas a encontrar personas dispuestas a invertir en tu ayuda? Si no compartes tu verdad, ¿cómo puedes conectar con tu público? Y si no hay conexión, ¿de dónde van a venir las ventas?

 

 

Mi historia

Yo sé de lo que hablo porque durante gran parte de mi vida viví con esa creencia: la creencia de no ser lo suficientemente buena, lo suficientemente flaca, lo suficientemente segura de mí misma, lo suficientemente preparada.

Durante muchos años, desde muy niña, fui insegura al extremo de encogerme en mi energía para intentar ser invisible. Que nadie me viera, que nadie me escuchara, que nadie supiera que yo estaba allí. 

Así pasé toda mi adolescencia. 

Y cuando, hace apenas 3 años, pensaba que lo tenía más que superado, de pronto se despertaron de nuevo todos los fantasmas, tras el trauma de perder a mi hermano de forma inesperada. 

Y volví a sentir la misma inseguridad, la misma falta de confianza, la misma necesidad de esconderme. Volví a desconectarme de mí misma… si es que había estado conectada alguna vez.

Me tocó hacerme añicos para volver a reconstruirme. Me tocó dejar que cayeran las antiguas ruinas, todas mis viejas estructuras mentales, mi falsa identidad de entonces. Durante un tiempo que me pareció muy largo, sólo pude ver los escombros. Sólo respiraba el polvo.

Y cuando el caos se aquietó y cayó la última roca, algo empezó a emerger entre las ruinas. Por fin, pude verme. A mí: no a los montones de mentiras que me había estado contando sobre mí misma. Pude verme a mí. Con cicatrices de guerra, sí. Pero también valiente. Segura. Consciente de quién soy. Consciente de mi poder. 

 

Estoy muy, muy orgullosa de esa mujer que salió de entre las ruinas. 

Me inclino ante ella. 

Hace muchos años, una chamana-maga-terapeuta me enseñó un mantra.

Om Hrim Namah.

Me inclino ante mi propio ser.

Esa fue la traducción que me dio cuando le pregunté. No lo entendí. 

Ahora sí que lo entiendo.

Hoy sé que ocupo todo mi espacio. Que estoy plenamente presente en mi energía. Y ya no tengo ninguna necesidad de encogerme ni replegarme. 

Sé que es gracias a esta nueva energía y a esta nueva presencia que, por poner un ejemplo, mi negocio creció un 44% sólo el año pasado, en medio de una pandemia. No es de sorprender: es lo que ocurre cuando eres consciente de tu valor.

Por eso sé también que es posible sanar la creencia de no ser suficiente. Y que yo tuve que hacer todo ese viaje para poder acompañar a otros en sus propios viajes hacia esa persona, esa versión de sí mismos, ante quien querrán inclinarse.

Om Hrim Namah.

 

 

Desde ese lugar en el que eres totalmente dueña de tu propia energía, tu brillo es imposible de opacar. 

Desde ese lugar tienes acceso a posibilidades infinitas. 

Ese lugar es tuyo. Lo ha sido siempre. Y te está esperando.

¿Te ayudo a llegar allí?

Aquí puedes ver las distintas formas en las que podemos trabajar juntas: 

Tu turno

Me encantaría saber si este post te ha resonado. 

¿Has vivido algo parecido? ¿En qué punto del camino te encuentras ahora?

¡Déjame tu comentario y continuemos la conversación! Me encantará leerte. 

 

Foto: Isabel Wagemann de Debajo de un Botón

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