Hace un par de semanas, cuando di la primera clase de mi programa Sé Más Visible, Atrae Más Clientes, transmití en directo en Facebook con unas reflexiones sobre la humildad y la falsa modestia que me gustaría rescatar aquí.
Acababa de terminar la primera clase de mi programa Sé Más Visible, Atrae Más Clientes y habíamos estado hablando sobre la marca personal. Cuando les pedía a los participantes que pensaran en la visión a futuro que querían para su marca, todas, sin excepción, compartieron visiones bastante modestas en comparación con sus verdaderas posibilidades.
Ocurre siempre. Siempre que trabajo este tema con clientes, tanto de forma grupal como individual, veo que sus visiones se quedan cortas. Luego yo les ayudo a agrandar esas visiones, pero la primera versión, en el 100% de los casos, es pequeña.
Lo que suelo hacer es pedirles a mis clientes que hablen de su visión en primera persona y en presente, empezando con «Yo soy…» Y luego les pido que usen la palabra «líder» o similar. Parece mentira, pero no es una tarea fácil. Tampoco lo fue para mí en su momento. Demasiadas veces nos han dicho de pequeños que no es bueno hablar bien de nosotros mismos.
Esto es lo que pienso al respecto:
(Una nota breve antes de ver el vídeo: aunque empiezo con un mensaje promocional de mi programa Sé Más Visible, lo que realmente me interesa que escuches es la reflexión que le sigue)
Antes de continuar, te cuento brevemente que las puertas al programa que menciono en el vídeo se han cerrado ya, pero si quieres ser de los primeros en enterarte de la próxima edición, te invito a apuntarte a la lista de espera aquí. Recibirás de regalo la clase «5 Claves para Aumentar tu Visibilidad».
Y ahora, sigamos.
La modestia está sobrevalorada
Nunca me ha gustado la falsa modestia, pero mucho menos ahora. En los últimos tres meses he estado haciendo un viaje interior apasionante, acompañada de la coach Maru Iabichela y un grupo de mujeres increíbles. Hemos estado explorando las numerosas maneras en las que, de forma inconsciente, nos cerramos a nuevas oportunidades y en general a las cosas buenas de la vida. Y una de ellas es precisamente la modestia.
Por ejemplo: ¿cuántas veces usas respuestas del tipo «Bah, si no ha sido nada» cuando alguien alaba tu trabajo? ¿O un «pero si es viejísimo» cuando alguien te dice que le gusta tu vestido? Esas son formas de cerrarte a la hora de recibir.
Nos han enseñado a no brillar por encima de los demás, pero cuando no lo hacemos, no sólo no nos hacemos un favor a nosotros mismos, sino que tampoco estamos abriendo el camino a que los demás también brillen.
Estoy convencida de que todos destacamos en algo. Todos tenemos ciertos dones. Y cuando nos permitimos mostrarlos, sin pedir disculpas por ello, nos convertimos en una fuente de inspiración para los demás.
Con mucha frecuencia me encuentro con emprendedores a quienes les cuesta vender su trabajo porque se sienten incómodos hablando de lo buenos que son en lo que hacen (¡y lo son!). Pero si no eres capaz de admitir que tu trabajo es excelente, ¿crees que los demás lo van a hacer?
Hoy te invito a ser rebelde. Olvídate de la modestia. Te invito a hacer un ejercicio: escribe una lista de 10 cosas que has hecho maravillosamente en tu vida. ¡Y alábate por ellas! Si las quieres compartir en los comentarios, me encantará celebrarlas contigo 🙂