Recientemente volví a escuchar un episodio de mi podcast que grabé hace 4 años.
En su momento me pareció que había quedado increíble, que era súper inspirador, y recibí montones de comentarios positivos. Pero, al volverlo a escuchar 4 años más tarde, algo me chirrió. En el episodio me dirigía a mi público dando por sentado que se estaban «poniendo excusas» para no compartir su mensaje con el mundo. Di por sentado que no estaban haciendo nada para cumplir sus sueños porque tenían miedo.
No me gusta nada, pero nada, ver contenidos en los que se asume que el oyente o el lector (léase yo en este caso) se «pone excusas», se engaña, se siente inseguro o tiene miedo; en otras palabras, que se siente pequeño.
Que está en modo víctima.
¡Pero en este caso el contenido lo había creado yo misma!
Me da cierta vergüenza contarlo, la verdad. Sobre todo porque, cuando grabé aquel Facebook Live del que saqué el podcast, me pareció que había sido una obra maestra. De hecho, durante mucho tiempo lo compartí en la secuencia de emails de bienvenida cuando un nuevo suscriptor se apuntaba a mi lista, y lo tuve como anticipo de mi podcast en Spotify. Si me sigues desde hace un tiempo, probablemente lo habrás escuchado.
Es natural crecer y cambiar de idea en nuestro camino emprendedor.
Muchas cosas han cambiado en estos 4 años y ya no soy la misma persona ni estoy en el mismo lugar. Probablemente cuando lo grabé yo misma me sentía víctima en cierto modo, yo misma me estaba poniendo excusas. Pero ya no estoy allí, y me sorprendí muchísimo al darme cuenta de que aquel podcast, que había creado con tanto cariño y que me había parecido tan increíble al principio, era en realidad un tanto irrespetuoso y hasta agresivo.
Ups.
El público víctima y el público ganador
Hay dos tipos de público: el público víctima y el público ganador.
Claramente aquel podcast estaba dirigido a un público víctima. Un público ganador jamás se va a sentir identificado con un mensaje semejante, porque el público ganador no siente que se esté poniendo excusas y no se siente «pequeño». Su problema es otro.
La pregunta es: ¿a qué tipo de público quieres dirigirte? ¿Víctima o ganador?
En este episodio te cuento las diferencias entre ambos públicos y te ofrezco una reflexión muy personal acerca del contenido que publicamos y el problema de asumir cosas sobre nuestra audiencia que no son necesariamente ciertas y que nos lleva a atraer al público equivocado.
Espero que te resulte útil. Si es así, me encantaría que te suscribas (haz clic en la esquina inferior derecha del reproductor al inicio de este post) y que me dejes un comentario contándome qué te ha parecido.
¡Muchas gracias anticipadas!