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¿Qué viene primero: el compromiso o los resultados?

¿Te suena esta frase?

Estoy dispuesto a comprometerme a fondo, siempre y cuando vaya a tener resultados.

¿Te identificas con ella? Si es así, con este post me propongo cambiar tu percepción. Ya sé que es un objetivo bastante ambicioso para un post, pero ya ves, estoy comprometida con mi meta de transformar tu forma de pensar (aún sin saber si lo conseguiré) 😉

Vayamos por partes.

Compromiso

Los resultados nunca llegan antes del compromiso, a no ser que sea por obra del azar. Yo prefiero no confiar mucho en el azar, y en cambio hacer que las cosas sucedan.

[Tweet «Haz que las cosas sucedan. No confíes en el azar»]

Cuando te comprometes contigo mismo para conseguir algo, lo que sea, y te haces la firme promesa de no detenerte hasta conseguir lo que te has propuesto, incluso antes de haber dado el primer paso ya has activado un mecanismo que a mí me gusta llamar mágico, pero que en realidad no lo es. No, de hecho es ciencia 🙂 ¿Por qué? Porque al comprometerte, te enfocas. Y eso hace que tu subconsciente trabaje para ti.

¿No te ha pasado que, si quieres comprarte un coche, de pronto empiezas a ver montones de coches del mismo modelo que tanto te gustó? Es como si todo el mundo de pronto hubiese decidido comprarse el mismo coche que tú. O como cuando te quedas embarazada. De pronto hay embarazadas por todas partes. ¿Qué pasa, que de pronto nos convertimos en imanes y atraemos coches y embarazadas? No, nada de eso. Los coches y las embarazadas ya estaban allí, sólo que no te habías dado cuenta, porque no te estabas enfocando en ello.

Pero, de pronto tu subconsciente está centrado en algo concreto –el coche, el embarazo–, como una aplicación de tu smartphone que programas para que te muestre sólo determinado contenido.

Lo mismo sucede cuando te comprometes con un proyecto. Programas a tu subconsciente para que esté atento a las oportunidades que siempre han estado allí pero que no estabas preparado para ver. Y entonces, en la cena con amigos que tenías programada desde hace semanas te presentan a una persona que, mira tú,  justo se dedica a ayudar a profesionales como tú en el área exacta en la que estabas estancado. O que necesita exactamente la ayuda que tú prestas (y se convierte en tu primer cliente). Estas cosas nos han pasado a todos. Jung lo llamaba sincronicidad. La sincronicidad funciona.

El compromiso hace que te enfoques en tus objetivos, y el resultado es una mayor claridad. Cuando estás enfocado, eres capaz de ver con claridad cuál es el paso siguiente. ¿Qué acción tienes que tomar ahora para acercarte a tu meta? Si no estás enfocado en tu meta, es imposible tener esa claridad. Y entonces terminamos moviéndonos en círculos. Por ejemplo, te pasas el día ocupadísimo, que si el blog, que si las redes, que si responder comentarios, y al terminar la jornada tienes la sensación de no haber hecho nada. ¿Cómo puede ser, si en todo el día no has parado? Sí, has hecho cosas, pero no las cosas que realmente te van a ayudar a alcanzar lo que quieres.

[Tweet «Al comprometerte con tu proyecto te enfocas y consigues claridad»]

«Pero cuáles son esas cosas que me van a ayudar a alcanzar lo que quiero?»

Empecemos por definir qué es lo que quieres. ¿Lo tienes claro? Entonces comprométete a fondo para conseguirlo.

Eso no significa que no tengas que cambiar de dirección. Por ejemplo, supongamos que lo que realmente quieres es libertad financiera, y para conseguirlo te lanzas a ofrecer tus servicios de coaching, pero no lo enfocas hacia la audiencia adecuada. Las ventas no llegan y te desmoralizas. Si estás firmemente comprometido con tu objetivo de conseguir libertad financiera, serás capaz de cambiar el enfoque y dirigirte a una audiencia más dispuesta a invertir en tus servicios.

La clave está en comprometerte con los objetivos verdaderos. En este caso, tu compromiso es la libertad financiera. No es el vender servicios de coaching a quien no los quiere comprar. Si hace falta cambiar de público, se cambia. Si hace falta cambiar de estrategia, se cambia de estrategia. Si hace falta volver a empezar, se vuelve a empezar. Haces lo que haga falta, porque tu compromiso es más fuerte que los obstáculos que se te puedan presentar.

No esperes a tener resultados para comprometerte. Comprométete para conseguir esos resultados. Comprométete a fondo, y no habrá fuerza en el mundo que te impida conseguir lo que quieres.

Y ahora, deja tu comentario y dime si logré mi objetivo 😉

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